domingo, 8 de febrero de 2009

EL ABUSO SEXUAL AFECTA EL DESARROLLO BIOLÓGICO, PSICOLÓGICO Y SOCIAL DEL NIÑO O NIÑA


El abuso sexual afecta el desarrollo biológico, psicológico y social del niño o niña. La experiencia de este suceso puede ser dañino y doloroso tanto para la víctima como para los padres.

Pero sin duda, tiende a ser tanto o más dañino cuando el abuso lo comete un familiar cercano.
"En más del 80% de los casos, los autores de abusos sexuales son personas conocidas por el niño o adolescente, y muchas veces se trata de un familiar cercano, siendo precisamente esa familiaridad y relación afectiva la que permite mantener el abuso en forma reiterada en el tiempo y no necesariamente a través del uso de fuerza física.

"El adulto manipula la relación de confianza y afecto, y la dependencia del niño, incitándolo a la participación de actos abusivos que él presenta como un juego o comportamientos 'normales', haciendo participar al niño en esta interacción, generando en muchos casos sentimientos de responsabilidad y culpa en los niños", agrega.

"Al mismo tiempo, el adulto emplea una serie de mecanismos para mantener esta interacción en secreto, utilizando la amenaza, la mentira, la culpabilización, el chantaje y la manipulación psicológica", dice la psicóloga.

A pesar de los mecanismos empleados para mantener el silencio, el abuso sexual es descubierto por terceros (familiares, vecinos, sistema escolar o de salud, etc). "En otros casos, la minoría, son los niños quienes terminan por explicitar la situación de abuso, por ejemplo, cuando este comienza a extenderse a otros hermanos, generalmente menores; cuando cuentan con la presencia de alguien en quien confiar; cuando el abusador se aleja por lo menos temporalmente; o cuando se contactan con algún programa de prevención que les permita entender o simbolizar su experiencia", comenta Carla Úbeda.

El hecho que sea una persona familiar, con quien tanto el niño como su familia mantienen con éste estrechos vínculos afectivos, económicos, sociales, suele dificultar en muchos casos el que la familia consulte directamente por este motivo y, más aún, el que intente iniciar acciones legales frente a este delito.Señales

Los padres deben estar alerta a ciertas señales que puedan percibir de sus hijos. "Algunos autores distinguen indicadores directos del abuso sexual refiriéndose a la presencia de hallazgos físicos tales como enfermedades de transmisión sexual (ETS) VIH, embarazo en pre adolescentes y adolescentes. No obstante, el abuso sexual no siempre genera estas consecuencias y tampoco son garantía que la familia del niño o adolescente consulte por estos motivos, lo que dificulta la pesquisa", dice la docente de la U. Andrés Bello.

Algunos indicadores son:

* Presencia de comportamientos sexualizados: "este tipo de comportamientos no está dentro del bagaje de conocimientos y de experiencias de un niño y no pueden ser explicados por la fantasía infantil, la imaginación u observación del niño; indican que es muy probable una experiencia directa y un aprendizaje de ella. Entre ellas se encuentra: relatos de situaciones sexuales concretas y explícitas que indican un conocimiento sexual precoz; interacciones sexualizadas con otras personas, comportamientos sexualizados que no se ajustan a la edad y a los juegos exploratorios propios del desarrollo normal del niño, o bien la exploración normal del propio cuerpo y el de otros se convierte en una repetición de una conducta adulta al simular una relación sexual, o dar besos genitales; dibujos sexualmente explícitos; así como contenidos sexuales en sus juegos con muñecas u objetos", explica la profesional.

Otras señales (que pueden ser menos específicas ya que pueden indicar otros tipos de trauma, y que es necesario considerar en conjunto) son:

* Síntomas tales como dolor recurrente, enuresis y/o encopresis secundaria.

* Hallazgos físicos como dolor, sangramiento, hinchazón, irritación de la boca, del área genital o anal, o infecciones urinarias recurrentes.

* Cambios en el comportamiento y también relativos a la edad, por ejemplo en preescolares la presencia de trastornos del sueño como pesadillas o terrores nocturnos; en niños en edad escolar pueden darse problemas escolares, una disminución repentina del rendimiento escolar, problemas de atención, retrasos en el habla; además pueden sufrir depresión, ansiedad, llantos frecuentes, cambios conductuales como aislamiento. En preadolescentes pueden ser indicadores importantes los intentos de huir de casa, intentos de suicidio o autolesiones.